Doctrina 1. Las sagradas escrituras


 Introduccion 

La primera doctrina que abordaremos es fundamental para la fe cristiana y se centra en la autoridad de las Escrituras. En un mundo repleto de diversas creencias y perspectivas, es esencial comprender la posición central que la Biblia ocupa en la vida de los creyentes. Esta doctrina resalta que la Biblia es más que un libro sagrado; es la Palabra de Dios escrita, y su autoridad es indiscutible en asuntos de doctrina, corrección, impugnación y enseñanza en justicia. En estos dos párrafos introductorios, exploraremos la importancia de esta doctrina y cómo afecta nuestra comprensión de la fe cristiana. A lo largo de esta serie de publicaciones, profundizaremos en los aspectos clave de esta doctrina, su relevancia en el mundo actual y cómo influye en nuestra vida espiritual.


Analis de los contenidos



Las Sagradas Escrituras, que abarcan el Antiguo y el Nuevo
Testamento, constituyen la Palabra de Dios escrita, transmitida p o r inspi­
ración divina mediante santos hombres de Dios que hablaron y escribieron 
impulsados por el Espíritu Santo. Por medio de esta Palabra, Dios comunica
a los seres humanos el conocimiento necesario para alcanzar la salvación.
Las Sagradas Escrituras son la infalible revelación de la voluntad divina.
Son la norma del carácter, el criterio para evaluar la experiencia, la revel­
ación autorizada de las doctrinas, y un registro fidedigno de los actos de Dios
realizados en el curso de la historia (2 Ped. 1:20,21; 2  Tim. 3:16,17;
Sal. 119:105; Prov. 30:5, 6; Isa. 8:20; Juan 17:17; 1 Tes. 2:13; Heb. 4:12)


La doctrina número uno de las creencias de la Iglesia Adventista del Séptimo Día se centra en la importancia de las Santas Escrituras como la Palabra escrita de Dios. Estas Escrituras, que abarcan el Antiguo y el Nuevo Testamento, se consideran divinamente inspiradas y fueron transmitidas por hombres santos bajo la guía del Espíritu Santo. Se afirma que en la Biblia, Dios ha proporcionado a la humanidad el conocimiento esencial para la salvación. Las Escrituras se consideran una revelación infalible de la voluntad de Dios, un estándar para evaluar el carácter divino, una prueba de experiencia, una autorizada declaración de doctrinas y un registro fiable de los actos de Dios en la historia.
 
Además, esta doctrina establece la creencia en un solo Dios, la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, que coexisten eternamente. Se describe a Dios como inmortal, omnipotente, omnisciente, superior a todo y presente en todas partes. El Padre es reconocido como el Creador, la Fuente, el Sustentador y el Soberano de toda la creación, caracterizado por su justicia, santidad, misericordia y amor. La doctrina también presenta a Jesucristo como el Hijo eterno encarnado en Cristo Jesús, que cumplió un papel esencial en la creación, la revelación del carácter de Dios, la obra de salvación y el juicio. Jesús es descrito como el Mesías prometido y como aquel que sufrió y murió en la cruz por la humanidad, con la promesa de regresar en gloria para la liberación final de su pueblo y la restauración de todas las cosas.
 
El Espíritu Santo, esta doctrina, estuvo activo en la creación, la encarnación y la redención. Inspiró a los escritores de las Escrituras y desempeña un papel crucial en la vida de Cristo y en la vida de los creyentes. Llama, convence y renueva a los seres humanos, transformándolos a la imagen de Dios. El Espíritu Santo es enviado por Dios y el Hijo para estar siempre con sus hijos, otorgando dones espirituales a la Iglesia y capacitándola para ser testigo de Cristo y guiándola hacia la verdad.

La búsqueda de un conocimiento genuino de Dios nos lleva a Jesucristo, quien, según Juan 17:3, es la vía para conocer a Dios. La verdad sobre Dios se encuentra en Jesús, y a través de las Escrituras, Dios nos habla y nos revela Su deseo de salvarnos.

 El enfoque principal de las Escrituras es Jesucristo, el Hijo de Dios. El Antiguo Testamento lo presenta como el Mesías, el Redentor del mundo, mientras que el Nuevo Testamento revela a Jesucristo como el Salvador. Cada página de la Biblia, ya sea mediante símbolos o realidades, arroja luz sobre alguna faceta de Su obra y carácter. La crucifixión de Jesús en la cruz se convierte en la revelación culminante del carácter de Dios, ya que une dos aspectos cruciales: la maldad inexplicable de los seres humanos y el amor infinito de Dios. La cruz revela la pecaminosidad humana al permitir que mataran a Su Hijo, pero al mismo tiempo, muestra un amor inmenso, ya que Dios entregó a Su único Hijo como un sacrificio supremo.

 El tema central de la Biblia es el amor de Dios, especialmente en el sacrificio de Cristo en el Calvario, que es la verdad suprema del universo. Por lo tanto, todas las verdades bíblicas deben estudiarse en relación con esta perspectiva central.

 La autoridad de las Escrituras se deriva de su origen divino. Los escritores sagrados consideraban a la Biblia como única y la llamaban las "Santas Escrituras", las "Sagradas Escrituras" y las "palabras de Dios". Los profetas no se consideraban los originadores de los mensajes, sino receptores de revelaciones divinas. Fue a través de la inspiración del Espíritu Santo que pudieron comunicar los mensajes al pueblo. Esto establece la individualidad de las Escrituras y su origen en Dios, y por lo tanto, su autoridad inquebrantable en asuntos de fe y conducta.

La búsqueda de un conocimiento genuino de Dios nos lleva a Jesucristo, quien, según Juan 17:3, es la vía para conocer a Dios. La verdad sobre Dios se encuentra en Jesús, y a través de las Escrituras, Dios nos habla y nos revela Su deseo de salvarnos.

El enfoque principal de las Escrituras es Jesucristo, el Hijo de Dios. El Antiguo Testamento lo presenta como el Mesías, el Redentor del mundo, mientras que el Nuevo Testamento revela a Jesucristo como el Salvador. Cada página de la Biblia, ya sea mediante símbolos o realidades, arroja luz sobre alguna faceta de Su obra y carácter. La crucifixión de Jesús en la cruz se convierte en la revelación culminante del carácter de Dios, ya que une dos aspectos cruciales: la maldad inexplicable de los seres humanos y el amor infinito de Dios. La cruz revela la pecaminosidad humana al permitir que mataran a Su Hijo, pero al mismo tiempo, muestra un amor inmenso, ya que Dios entregó a Su único Hijo como un sacrificio supremo.

La Biblia es un libro único que ha tenido un impacto significativo en la historia y la vida de las personas. Ha sido amada, odiada, reverenciada y condenada, y su influencia ha desencadenado grandes eventos en la historia. Desde guerras hasta revoluciones, la Biblia ha estado en el centro de la acción, y ha sido utilizada para justificar una amplia gama de acciones, desde las más nobles hasta las más condenables.

Sin embargo, su exclusividad no proviene de su influencia en la política, la cultura o la sociedad, sino de su origen divino y los temas que aborda. La Biblia es la revelación del único Dios-hombre, Jesucristo, el Salvador del mundo. Esta revelación divina se manifiesta de diversas maneras.

La revelación general se encuentra en la historia, la conducta humana, la conciencia y la naturaleza, y está disponible para todos. La Biblia, por otro lado, se considera una revelación especial que supera las limitaciones humanas y ofrece respuestas a preguntas fundamentales sobre el bien y el mal, el pecado y la salvación.

El enfoque principal de la Biblia es Jesucristo, quien se presenta como el Mesías y el Redentor en el Antiguo Testamento, y como Jesucristo, el Salvador, en el Nuevo Testamento. Cada página de la Biblia arroja luz sobre algún aspecto de Su obra y carácter, y la crucifixión de Jesús en la cruz es la culminación de la revelación del amor divino.

La Biblia es una combinación de lo divino y lo humano, ya que revela la verdad divina a través del lenguaje humano. Aunque los escritores bíblicos eran instrumentos de Dios, no perdieron su individualidad, razón o personalidad. Dios se comunicó a través de ellos, y sus mensajes se expresaron en su propio estilo y vocabulario.

La Biblia es la revelación de Dios expresada en lenguaje humano, y esta combinación única hace que sea diferente de cualquier otra literatura. Los escritores bíblicos no fueron elegidos por sus talentos naturales, y la inspiración divina no garantiza la salvación eterna. Todos eran seres humanos con naturalezas pecaminosas que dependían de la gracia de Dios.

Los métodos de revelación incluyeron visiones, sueños, comunicación auditiva y la iluminación del sentido interior de la persona. Dios se comunicaba de diversas maneras para transmitir conocimiento divino. Además, los escritores bíblicos recibieron contenido sobre eventos futuros, hechos históricos y registros de experiencias personales.

La Biblia es una obra que se distingue por su origen divino y su influencia en la historia y la vida de las personas. La dirección del Espíritu Santo en la selección y la inspiración de los escritores garantiza su fiabilidad.

 La Biblia no es simplemente una colección de doctrinas abstractas, sino la revelación de Dios a través de hechos reales en lugares y épocas específicas. Estos eventos históricos son esenciales para comprender el carácter de Dios y Su propósito para la humanidad. Una interpretación precisa de estos eventos conduce a la vida eterna, mientras que una interpretación incorrecta puede llevar a la confusión y la muerte.

 La Biblia contiene relatos históricos que son de extrema importancia porque proporcionan una perspectiva divina de la historia. Estos relatos, escritos desde una perspectiva divina, arrojan luz sobre la controversia entre el bien y el mal y revelan el carácter de Dios.

 Además, la Biblia presenta biografías de personajes bíblicos que muestran tanto sus debilidades como sus fortalezas. Estos registros trazan cuidadosamente sus pecados y victorias, sin justificar ni disminuir su culpabilidad. La Biblia demuestra cómo la gracia de Dios transforma a las personas y lo que podrían lograr a través de ella.

 La Biblia no enseña una inspiración parcial o grados de inspiración. Cada parte de las Escrituras es considerada como la palabra inspirada de Dios.

 En cuanto a la exactitud de las Escrituras, la inspiración divina garantiza su veracidad. Aunque los manuscritos antiguos pueden variar en algunos aspectos, las verdades esenciales han sido preservadas. Las discrepancias a menudo se deben a malentendidos y percepciones inexactas más que a errores reales. A pesar de los intentos de destruir la Biblia, su exactitud ha sido preservada de manera milagrosa.

 Las Escrituras son consideradas la Palabra de Dios escrita, y esta afirmación se basa en el testimonio de los propios escritores bíblicos. Los profetas del Antiguo Testamento y los apóstoles del Nuevo Testamento afirmaron que sus mensajes venían directamente de Dios. Cuando hablaban en Su nombre, decían "Así dice Jehová" o afirmaban que sus palabras provenían del Señor, lo que respaldaba su autoridad divina.

Jesús también enfatizó la autoridad de las Escrituras a lo largo de su ministerio. Utilizó las Escrituras como su principal defensa y ataque contra Satanás y sus oponentes. Cuando se le preguntaba sobre temas importantes, a menudo respondía citando las Escrituras con las palabras "escrito está". Jesús creía firmemente en la autoridad de la palabra profética y afirmaba que las Escrituras dan testimonio de Él.

El Espíritu Santo desempeña un papel crucial en la autoridad de las Escrituras. Sin la iluminación del Espíritu Santo, nuestras mentes no pueden comprender correctamente la Biblia ni reconocerla como la autoridad divina que es. Solo con la ayuda del Espíritu Santo podemos entender y aceptar la Biblia como la revelación de la voluntad de Dios. Las Escrituras y el Espíritu Santo nunca pueden estar separados, ya que Él es tanto el autor como el revelador de las verdades bíblicas.

 Las Escrituras tienen una autoridad absoluta en lo que respecta a doctrina, impugnación, corrección e instrucción en justicia. Esto significa que son la norma por la cual todas las demás ideas y enseñanzas deben ser evaluadas y probadas. La sabiduría humana y la literatura deben estar sujetas a la autoridad de la Escritura, y no al revés. Cuando hay contradicciones entre la ciencia y la Escritura, se sugiere que estas diferencias a menudo son el resultado de una comprensión imperfecta de ambas. La Biblia debe considerarse superior a toda sabiduría y literatura humanas.

 Además, las Escrituras ejercen autoridad incluso sobre los dones espirituales que provienen del Espíritu Santo, como el don de profecía o la glosolalia. Estos dones deben ser probados y evaluados a la luz de la Biblia. Si no están de acuerdo con la Escritura, deben ser descartados. La Biblia es la norma final y autoritaria en asuntos de fe y práctica.

 La unidad de las Escrituras se destaca como una característica importante. Aunque la Biblia fue escrita a lo largo de muchas generaciones y en diferentes contextos, presenta una unidad fundamental en lo que enseña sobre los principios de salvación. Las verdades del Antiguo y del Nuevo Testamento, a pesar de haber sido escritas a lo largo del tiempo, permanecen inseparables y no se contradicen. Ambos Testamentos revelan al mismo Dios y sirven como una unidad coherente en la revelación divina.



Conclusion 

La primera doctrina se centra en la autoridad de las Escrituras en la fe cristiana. Se enfatiza que la Biblia es la Palabra de Dios escrita y que su autoridad es indiscutible en cuestiones de doctrina, corrección, impugnación y enseñanza en justicia. Además, se sostiene que la Biblia debe estar por encima de toda sabiduría humana y literatura, y que las discrepancias entre la ciencia y la Escritura a menudo se deben a malentendidos. La doctrina destaca que los dones espirituales también deben estar sujetos a la autoridad de la Biblia y deben ser evaluados a la luz de sus enseñanzas. La unidad de las Escrituras a lo largo del tiempo se destaca como una característica importante, ya que a pesar de la diversidad de perspectivas, las Escrituras presentan un mensaje coherente sobre los principios de salvación

Referencia bibliografica 

  1. Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. (2007). Creencias de los Adventistas del Séptimo Día (1ra ed.). Florida: Asociación Casa Editora Sudamericana.
  2.  Canale, F. L. (Tomo 2). (2005). Teología: Fundamentos bíblicos de nuestra fe. Florida: Asociación Publicadora Interamericana y Gema Editores.

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